FE EN LA SANTA FORTUNATA
De la MOQUEGUA querida
Eres amparo divino
Iluminas el camino
Y ya no hay la fe perdida.
Surge vibrante la vida
El amor y paz rescata
Y la existencia es muy grata
De infinita proyección,
Se debe a tu bendición
¡VIRGEN SANTA FORTUNATA!
Nació en Cesárea, Palestina, ciudad que solamente quedan ruinas en la actualidad. Es muy posible que haya venido al mundo en la penúltima década del siglo III del cristianismo entre los años 281 a 287 de la era actual. Existía en esa época un ambiente hostil, de persecución, sacrificios contra los cristianos para obligarlos a abjurar de su fe. Por eso Fortunata luego de cruentos suplicios, fue degollada un 14 de octubre entre los años 298 a 302, por el Emperador Diocleciano cuando tenía solamente 17 años de edad. La misma suerte corrieron sus hermanos Carponio, Evaristo y Prisciano en manos del inhumano Emperador. El cadáver fue recogido por los cristianos y luego enviado a Nápoles y finalmente trasladado a Roma y sepultado en las catacumbas en el cementerio de Calepodio, donde quince siglos después fueron exhumados sus restos junto con un vaso de cristal que contenía su sangre. Desde el 05 de Enero de 1793, Marcos Antonio, Vicario General de Su Santidad el Papa Pío VI y Santiago Cardenal, secretario custodio del cuerpo, quienes con la autorización del Papa habían exhumados los restos de la mártir, autorizaban retener, donar o enviar fuera de Roma al sagrado cuerpo para la veneración de sus fieles en cualquier Iglesia, oratorio o capilla, así no se celebre un oficio religioso. Contando con tal autorización, don Laime Siverine, Canónigo de la Iglesia de San Marcos, a cargo del cuidado de las sagradas reliquias, lo donó al padre Fray Tadeo Ocampo, Prefecto y Comisario del Colegio de Menores Franciscanos del Colegio de Propaganda FIDE de Moquegua, que por el año 1796 se encontraba en Roma haciendo gestiones inherentes al cargo que ocupaba.
Con 23 misioneros de los 29, más cuatro legos con que debía contar el Colegio de Propaganda FIDE, partió Fray Tadeo Ocampo del Puerto español de Cádiz el 18 de octubre de 1796 en la fragata mercante “Nuestra Señora de la Soledad” El viaje fue toda una odisea, pasaron miles de peripecias, sufrimientos, actos delincuenciales increíbles, hasta que a los dos años de su partida de Cádiz, Ocampo con los religiosos que lo acompañaban, ingresaron a Moquegua el 8 de octubre de 1798, por el “Portillo”, en donde se levantó un arco de flores y se alfombró la calle principal para el Paso de la Santa que era conducida en hombros por damas moqueguanas y seguidamente fue expuesta durante 24 horas en la Iglesia matriz, luego se trasladó a la Iglesia de San Francisco donde fue objeto de veneración de parte del pueblo por ocho días. El 12 del mismo mes y año fue autenticado el cuerpo de la santa por el cura Párroco de Moquegua Lorenzo Vizcarra Hurtado de Mendoza en presencia de las autoridades de la ciudad. . Acerca de su preferencia por Moquegua, se han tejido una serie de leyendas. Se dice que cuando el padre Tadeo Ocampo recibía peticiones para que la santa se quede en algún lugar, el cuerpo se ponía pesado, de igual forma cuando se le quiso enviar a Cochabamba, Potosí con el fin de difundir la fe de Cristo. Con la destrucción de San Francisco por el terremoto del 13 de agosto de 1868, se venera a la Virgen y Mártir Santa Fortunata en al Iglesia de Santo Domingo y desde allí derrama su afecto al pueblo moqueguano y a todos los que la visitan para recibir sus bendiciones. Es motivo de admiración y veneración los sucesos ocurridos en épocas pasadas de lo cual atestiguan sus devotos, como la milagrosa licuación de su sangre reseca por el tiempo, el crecimiento de sus uñas y sus pestañas que son acontecimientos trascendentales que simbolizan vida y augurios de felicidad para el pueblo Moqueguano. Ella vino en un sarcófago sencillo, nada artístico ni con muestras de ostentación, pero sus fieles le han ido, a través del tiempo y con bastante esfuerzo, poco poco, proporcionándole su urna que muy bien se merece por ser plena de divinidad; en la cual está hasta nuestros días y reposa en nuestra co catedral; sus restos, con un vaso de vidrio con su sangre y las letras originales que acreditan la autenticidad de Santa Fortunata. Para evitar su deterioro con los paseos procesionales, los restos originales ya no salen a recorrer las calles de la ciudad sino una replica de la santa a quien se le rinde pleitesía cada 14 de octubre. Cabe mencionar que la Patrona de Moquegua es Santa Catalina de Alejandría, pero a nuestra Santa Fortunata también se le considera como tal porque ha calado muy hondo en la creencia del pueblo moqueguano; Tan es así que la santa es Patrona del colegio de Mujeres que lleva su nombre desde su creación en el año 1956, también lo es de la Sociedad de Artesanos “Luz y Progreso”. Santa Fortunata es para Moquegua, consuelo, ayuda, esperanza, dulce compañía, afecto. Por eso el pueblo con bastante devoción le eleva plegarias en pos de más espiritualidad por ser del mundo católico, una hermana de verdad.
SANTA DE MI DEVOCION
FORTUNATA eres mi guía
Eliminas el tormento
Al ser fuente de alegría
¡DE MI VIDA ERES CIEMENTO!
Se que estas siempre a mi lado
En mis ratos de orfandad
Al llegar la soledad
Ando muy confortado.
Si camino entusiasmado
Todo es por tu compañía
Se va la melancolía
Y en el Alma hay resplandor
Por ser ángel del Señor
FORTUNATA ERES MI GUIA
Ni las más cruda tristeza
O el azote del mezquino
Hace mella en mi camino
Pues me ayuda tu grandeza.
Ante la inflame bajeza
O el despertar de un lamento
A mi ser le das aliento
Y un torrente de humildad,
En honor a tu bondad
¡ELIMINAS EL TORMENTO!
Siento en la meditación
Que tu poder me bendice
Y permita cristalice
Toda voz de la razón.
Me das gran orientación
Ante el brote de falsía
Si la suerte nace impía
Tu recuerdo me da calma,
Eres sosiego del alma
¡AL SER FUENTE DE ALEGRIA!
Por eso vivo feliz
A pesar del tiempo actual
Contar el ataque del mal
A mis años das matiz.
Si tuviera algún desliz
O duro padecimiento
Me brindas florecimiento
E infinita proyección,
Por tenerte devoción
¡DE MI VIDA ERES CIMENTO!
Para que buscar consejo
Si tengo ti bendición
Me ofreces motivación
Con tu divino reflejo.
Del edén eres espejo
Por tu paisaje solaz
Das horizonte verás
Por eso a todo resisto,
Por estar con JESUCRISTO
¡A MOQUEGUA DALE PAZ!