lunes, 7 de mayo de 2012

DABAI, CHELO, DABAI DE GIOVANNI BARLETTI


Dabai, Chelo, dabai, (Cascahuesos editores, 2011, 112 pp.) de Giovanni Barletti, (Moquegua, 1988) es un conjunto de relatos que propone un recorrido por los territorios que delimitan la realidad y la imaginación del autor, que no sólo vierte aquí sus recuerdos, sino que indaga y se adentra en la memoria colectiva donde residen las verdades ocultas y notorias que posee el ser humano del siglo XXI, aquellos seres que son los referentes-protagonistas directos de estas historias. Aquí se desplazan los personajes que están sacados de una realidad contemplada; pero sus actos y palabras, como en toda la arquitectura de esta prosa, son fruto de la más descarada, descarnada, divertida e irreverente ficción. Palpando en los recuerdos —provenientes de la realidad—, el autor ha construido una colectividad para hablar del desgarro que supone vivir en un mundo sórdido donde no hay lugar para la ingenuidad. Estos sitios son los mismos que ahora invitan al lector a pasear por un espacio, aparte de realista, dolorido, cruel y contradictorio a partes iguales. Estos textos, a veces, inquietantes, a veces conducentes a la reflexión sobre las distintas aristas de la condición humana, a veces intuitivos de un destino que no es el correspondido, poco a poco nos va mostrando en cada espacio narrativo una revisión y actualización de temas que incluyen humor, sexo, amor, pobreza, muerte, etc. En Dabai, Chelo, dabai ocurre un acercamiento a la materia oscura del paso del tiempo, del enigma que atraviesan en la actualidad las sociedades, especialmente las urbanas. Barletti ha sabido darle intensidad a sus argumentos, con las visiones de un cuidadoso espectador que a veces abandona su lugar de contemplación para confundirse o mimetizarse con las escenas y personajes que va vislumbrando. Cada relato de este libro es una esquirla que, como un puzzle, se va incrustando en las otras para recomponer el azogue donde se refleja la vida en un espacio que tiene que ver con el sur peruano, tomado como ámbito real o territorio ficcional.

Los relatos que componen este libro: “Como quien no quiere la cosa”, “Dabai Chelo, dabai”, “Rojizo” y “El detective salvaje”, se expanden como sugestivos universos donde apetece quedarse, tal vez el lenguaje coloquial tenga algo de culpa en esto. Pero estas historias también vienen a ser espacios en los que no será fácil mantenerse al margen de los sucesos-historias que entreabren despacio —pero asertivamente— el deseo por la indagación, la imaginación y la sapiencia que giran en torno a algunos asuntos recurrentes en nuestras vidas: los vacíos, las pérdidas, las desesperanzas y las ausencias, en este caso relacionadas, otra vez, con el desgaste del tiempo. Según veo, no todas las veces se puede escribir sólo desde y sobre la propia ficción. También la otra opción real es literatura que interesa y sirve para desalojar, despojar y vaciar ciertas habitaciones imaginarias llenas de trastos útiles-inútiles.
 En “Como quien no quiere la cosa”, el amor se escribe con los silencios, la música y las huellas en la superficie de las cosas. Lo esencial, presente y oculto día tras día, enreda la vida de Meche, Mario, Tavo y Analú, todos ellos deben enfrentarse a sí mismos, a la madurez, a los miedos viejos y a los nuevos, a los caminos que aún no saben que transitarán. ¿Son, fueron, los días más felices?; mientras que en “Dabai Chelo, dabai”, el sexo, el enamoramiento, las aspiraciones, el desamor, la frustración, los viajes y las exploraciones nos muestran cómo va transcurriendo la vida y las formas en que el autor va ahondando en la realidad para desatar una experiencia sensorial, propia e intensa, marcada por el ritmo de un estilo contenido y los planos cortos que corresponden al cine. Seguramente que hasta aquí, los personajes de estos dos primeros relatos, son seres que se ven ante la posibilidad de iniciar una vida nueva y diferente, de poder deshacerse del pasado y cumplir esos sueños que nunca tuvieron oportunidad de realizar. Un lugar paradisiaco en el horizonte alimenta aún más, si cabe, estas ansias de cambiar de vida de los personajes. Sin embargo, en el discurrir, pronto advertirán que no es tan fácil desligarse de uno mismo, cambiar de rumbo, dejar a un lado los viejos-cotidianos problemas que ocurren en cada lugar del mundo donde es posible hacer escala hacia un sueño y empezar todo de nuevo, por última vez.
Narrado en un estilo fresco y ágil, no exento de agudeza humorística, en un escenario actual y con abundancia de sucesos, “Rojizo”, el tercer relato del libro, es una huida hacia adelante a la vez que un retroceso hacia el interior de uno mismo, hacia el lugar donde tienen sus raíces esos problemas que tanto tiempo llevamos eludiendo. Rojizo se entrevera en las situaciones políticas, intelectuales, estudiantiles y todas aquellas que la vida de la época universitaria pueda implicar. En “El detective salvaje”, el relato que cierra el libro y además el más extenso y logrado de todo el conjunto, Giovanni Barletti realiza un considerable ejercicio narrativo a lo largo de esta desconcertante e irónica narración. Aquí el autor, mediante una técnica bastante conocida, implica al lector en el propio texto. Exige su participación para acabar de tejer la urdimbre de identidades ambivalentes que se desarrolla en la historia: una trama que no hace más que reflejar las angustias y emociones de unos personajes que luchan por sobresalir y vencer realidades nada gratas. Toda historia es una incitación que puede derivar en ideas, viajes, recuerdos, alusiones, ambiciones, fracasos, las mismas que envuelven a Ismael Salas, El detective salvaje, un hombre de negocios, de mediana edad, solitario, aventurero, vividor que entre jarana y chamba fantasea con la posibilidad de ser otro, de tener una estabilidad económica que le asegure dinero en el bolsillo. ¿Pero él no sabe cuál es su verdadera vida y qué es lo que le espera al final?

El hilo conductor de estos relatos es revelar el entramado de una realidad extremadamente tensa y contrastante, en la que predominan los sucesos de la vida colectiva e individual no sólo en espacios como en Perú, sino en todo el mundo. Por todo ello, las gentes que nos miran desde estas páginas unas veces naufragan en la tormenta y otras hacen equilibrios imposibles agarrados a un delgado hilo, viven en un infierno aguardando el último asalto, caminan hacia la luz desde el anonimato. Son triángulos escalenos que crujen a la salida de un callejón. La imperfección y el desorden. Personajes de carne y hueso, tan parecidos a nosotros en sus virtudes y defectos, los desheredados de la Tierra, olvidados, oprimidos que esperan un mundo mejor. Sobre ellos el autor deposita una mirada crítica, ácida en ocasiones, en ocasiones cariñosa y a veces memorable.
Más que un libro de cuentos, Dabai Chelo, dabai, es una narración coral que trasluce el desasosiego, el sufrimiento y la dolorosa belleza de una época que hoy nos refleja, nos irrita, nos conmueve y nos cambia y nos acaba.
Dabai, Chelo, dabai
Giovanni Barletti
Arequipa, Cascahuesos Editores, 2011
FUENTE: DARWIN BEDOYA

LAS CABEZAS VOLADORAS (CUENTO)



por Giovanni Barletti A.

Dicen los ancianos y algunos brujos entendidos en el tema que salen del infierno ni bien comienza la noche, a eso de las seis y siete, cosa rara entre los demás espíritus y fantasmas de la ciudad que prefieren la medianoche o las horas puntas. Aquellos que las han visto o escuchado tuvieron un final fatal y por ello no existe una versión verdadera sobre las cabezas voladoras; salvo la de Gian Franco Ghersi, que no se loqueó ni murió a los cien días, pero en cambio murieron sus cuatro hijos y su esposa desapareció un mal día de manera aún no esclarecida; a sus espaldas se comenta que el viejo Ghersi dio en sacrificio a toda su familia para salvarse, pero fue demasiado para él y se suicidó cortándose el cuello con una hoz hace no muchos años.
Su aparición viene acompañada con una chillido atroz que rompe los tímpanos de quienes lo escuchan y generalmente aparecen en las zonas rurales, en chacras, haciendas y bodegas; sólo se tiene registro de dos apariciones en la ciudad, una en tiempos inmemoriales en el callejón de las siete puñaladas mientras se celebraba un duelo entre dos caballeros moqueguanos, los dos se dispararon así mismos luego de la aparición; y la segunda en el pueblo de Torata en la casa de don Fermín Vargas mientras celebraba una fiesta por su nonagenario, muchos de los presentes se loquearon en el instante y no volvieron a pronunciar palabra, los demás murieron al poco tiempo y sólo se salvó una bisnieta de don Joaquín que hasta ahora no tiene idea de lo sucedido. Se cree que las cabezas pertenecían a tres brujos que a principios de 1800 mantenían asustada a toda la población moqueguana por sus poderes malignos. Era fácil encontrarlos, vivían en lo alto del cerro Baúl donde aún se conserva una choza, que cuando no ha desaparecido sirve de entrada al infierno, y donde ellos acudían los hacendados moqueguanos en busca de una ayuda para mejorar la cosecha, pero generalmente eran esas visitas para hacerles daño a otras personas, causando enfermedades incurables e incluso la muerte.

Los pobladores, asustados al máximo, nunca hicieron nada para detenerlos; ni siquiera cuando comenzaron los sacrificios humanos al mismísimo Belcebú, y era cosa de todos los días la desaparición de niños y niñas que nunca más regresaban ni se les volvía a ver. Cuando el ejército libertador estuvo de paso por Moquegua, alertados por la población moqueguana, se hizo una expedición para capturar a los tres brujos que habían comenzado a pedir cupos, además de mujeres y comida a las familias moqueguanas. Una vez entregados, fueron linchados y quemados vivos; los gritos de los tres brujos eran tan agudos que hicieron perder la audición a los presentes y fue necesario apagar el fuego. Medio muertos pasaron la noche a la intemperie y se les cortó la cabeza al día siguiente. Sus cuerpos fueron enterrados en el cerro Baúl y las cabezas fueron arrojadas en el río Os More; pero es probable que en aquella noche interminable, que pasaron con el cuerpo quemado y sin poder morir, hayan hecho un pacto con el diablo y por ello salen de vez en cuando a capturar almas y cobrar venganza.

II FESTIVAL INTERNACIONAL DEL RECUERDO


El II festival Internacional del Recuerdo presenta desde Uruguay "El Show de los Iracundos con Jorge Gatto", Dino y sus grandes Éxitos y los Triunfadores de América los "Pasteles Verdes". Celebra a lo grande el día a Mamá este Viernes 11 de Mayo desde las 7 p.m. en el Coliseo Municipal de Moquegua

RENUEVAN DIRECTIVA DEL FRENTE DE DEFENSA DE MOQUEGUA


El Frente de Defensa de los Intereses del Pueblo (FEDIP) Moquegua renovó a su directiva para el periodo del 2012 -2014, cuya presidente recayó en Juan Rodríguez, representante de la Junta de Usuarios de Moquegua. El dirigente agrario fue designado por consenso en el marco del VII Congreso de Bases Sociales que se realizó el último sábado en el centro cultural Santo Domingo. Otros 13 dirigentes sociales, gremiales y populares completan la lista. Rodríguez reemplazará en el cargo a Alex Sosa Ocampo, quien tras presentar su informe se alejó de la organización. El conclave social congregó a 42 dirigentes plenarios y 8 fraternos.

UN REGALO A MAMÁ SI ESTA EN MOQUEGUA‏


Les comento que El  Restaurante CHIRIBAYA, ubicado en la bodega PAREDES, para el día de la madre (2º domingo de mayo) preparará un menú especial. Si quieres homenajear a tu madre o algún familiar en ese fecha, puedes enviar tu solicitud hasta este miércoles 9 (nueve) y hacer el envío del dinero usando las agencias que tengan corresponsalía con el Banco de Crédito del Perú o INTERBANK, que son los dos bancos que operan en Moquegua. También puedes encargar le entreguen en su domicilio  un ramo de flores y una torta o dulces, según lo convengas. Para coordinar, si quieres que les atiendan  sea con el almuerzo o con las flores y la torta o con ambos, llama al teléfono 005153461972 y pide hablar con la Señora Olinda (La señora de los Yogures) quien tomará nota de tu pedido y te indicará los precios y se pondrán de acuerdo en todo. Esperamos que la distancia no sea el  motivo o pretexto para que sus madres o familiares no puedan disfrutar de tan significativa fecha
FUENTE: MOQUEGUANOS PARA EL MUNDO

DÍA DE LA MADRE: ORIGEN E HISTORIA


El Día de la Madre es una festividad que conmemora a las Madres. En todo el mundo se festeja el día de la madre, aunque las fechas y las razones  para su elección varíen de acuerdo a cada país. Lo cierto es que el día de la Madre se celebra en casi todo el mundo y al parecer desde los primeros rasgos de la civilización humana.  La mayor parte de las celebraciones por el  día de la madre se llevan a cabo en el mes de mayo.  En este día se rinde homenaje a la Madre, quien con mucho amor y ternura, nos brinda su cariño, afecto y comprensión desinteresadamente. En esta fecha reconocemos su abnegada labor y el sacrificio constante que hacen por sus hijos. Así, el día de la madre en varios países de Europa, como España, Hungría, Portugal, Sudáfrica, Lituania,  se celebra el primer domingo de mayo. Una gran parte de países lo celebran el Segundo Domingo de mayo, entre ellos se encuentran EEUU, Canada, Alemania, Perú, Ecuador, Chile, Venezuela, Colombia, Brazil, Honduras, Uruguay, Australia, Cuba, Puerto Rico.
 ORIGENES E HISTORIA DEL DIA DE LA MADRE
Las primeras celebraciones conocidas del Día de la Madre, se remontan a la antigua Grecia, donde se le rendían honores a Rea, la madre de los dioses Zeus, Poseidón, Hades, Deméter, Hestía y Hera. Cuenta la mitología que Rhea ocultó a Zeus y lo cambió por una piedra, la que fue tragada junto con el resto de sus hijos, por su esposo Cronos. 
Los romanos, que en casi todo copiaron a los antiguos griegos, continuaron los festejos a los que llamaron la Hilaria, que daba comienzo el 15 de marzo en el templo de Cibeles y continuaba por tres días enteros, en los cuales se hacían ofrecimientos.
Los primeros cristianos transformaron estas celebraciones en honor a la Virgen María, la madre de Jesús. En el santoral católico el 8 de diciembre se celebra la fiesta de la Inmaculada Concepción, fecha que se mantiene en la celebración del Día de la Madre en algunos países como Panamá.
Se dice que el origen del actual Día de la Madre se remonta al siglo XVII, en Inglaterra. En ese tiempo, debido a la pobreza, una forma de trabajar era emplearse en las grandes casas o palacios, donde también se daba techo y comida.
Un domingo del año, denominado «Domingo de la Madre», a los siervos y empleados se les daba el día libre para que fueran a visitar a sus madres, y se les permitía hornear un pastel (conocido como «tarta de madres») para llevarlo como regalo. Los niños concurrían a misa y regresaban a sus hogares con regalos para sus progenitoras. Esta celebración se desarrollaba colectivamente, en bosques y praderas.
Aunque algunos colonos ingleses en América conservaron la tradición del británico Domingo de las Madres, en Estados Unidos la primera celebración pública del Día de la Madre se realizó en el otoño de 1872, en Boston, por iniciativa de la escritora Julia Ward Howe (creadora del «Himno a la república»). Organizó una gran manifestación pacífica y una celebración religiosa, invitando a todas las madres de familia que resultaron víctimas de la guerra por ceder a sus hijos para la milicia.
Tras varias fiestas bostonianas organizadas por Ward Howe, ese pacifista Día de la Madre cayó en el olvido. Fue hasta la primavera de 1907, en Grafton, al oeste de Virginia, cuando se reinstauró con nueva fuerza el Día de la Madre en Estados Unidos, siendo Ana Jarvis, ama de casa, quien comenzó una campaña a escala nacional para establecer un día dedicado íntegramente a las madres estadounidenses.
El Día de la Madre de nuestros días se lo debemos a la estadounidense Anna Marie Jarvis, nacida en Webster, Virginia Occidental el 1 de mayo de 1864.  Vivió en su pueblo natal hasta que se mudó junto a su adorada madre Ana Maria Reeves Jarvis a la cercana Grafton, también en Virginia Occidental. Ana Jarvis luego de perder a su madre prematuramente, en 1905, se obsesionó por rendirle tributo a esa mujer que tanto recordaba y anhelaba.
Ana Jarvis en 1905, comenzó a enviar cartas a políticos, abogados y otras personas influyentes solicitando que se consagrara el Día de la Madre el segundo domingo de mayo.Y lo logró... para 1910 ya se celebraba en muchos estados de la Unión, así en 1912 logró que se creara la Asociación Internacional Día de la Madre con el objetivo de promover su iniciativa. Luego, el Congreso de EE.UU. tomó la iniciativa y presentó un proyecto de ley a favor de esta celebración en todo el país.  Finalmente, en 1914, el Congreso de Estados Unidos aprobó la fecha como el Día de la Madre y la declaró fiesta nacional, lo cual fue apoyado por el Presidente Woodrow Wilson. Más tarde otros países se adhirieron a esta iniciativa y pronto Ana pudo ver que más de 40 países del mundo celebraban el Día de la madre en fechas similares. Acontecimiento que no tenía otro fin que rendir homenaje y enaltecer a ese increíble ser que trae vidas al mundo.
Sin embargo, la festividad impulsada por Ana Jarvis comenzó a mercantilizarse, de manera tal que se desvirtuaba el origen de la celebración. Esto motivó a que Ana presentara una demanda, en 1923, para que se eliminara la fecha del calendario de festividades oficiales. Su reclamo, de gran alcance, provocó que fuera arrestada por disturbios durante una reunión de madres de soldados en lucha, que vendían claveles blancos, el símbolo que Jarvis había impulsado para identificar la fecha. Ana Jarvis luchó con insistencia contra la idea que ella misma había impulsado, perdiendo todo el apoyo de aquellos que la acompañaran inicialmente. En un reportaje que le hicieron antes de su muerte Ana mencionó su arrepentimiento por haber impulsado el Día de la Madre pues ella jamás se imaginó que este día fuera utilizado más bien mercantilmente y no con el fin que ella había idealizado. Anna Marie Jarvis falleció el 24 de noviembre de 1948 en West Chester, Pennsylvania, Estados Unidos. 

¿QUIEN FUE ANA MARIA REEVES JARVIS?  MADRE DE ANNA MARIE JARVIS

Ana María Reeves Jarvis nació en Culpeper, Virginia (EE.UU.) el 30 de septiembre de 1832. Sus padres fueron Josiah W. Kemper y Nancy Reeves. Jarvis trabajó en todo el oeste de Virginia (en la actualidad Virginia Occidental) para promover la salud de los trabajadores y la seguridad. Durante la Guerra Civil Americana organizó a las mujeres para atender las necesidades de los heridos de ambos lados del conflicto bélico. Después de la guerra se convirtió en activista del pacifismo. Ana María Reeves Jarvis falleció el 9 de mayo de 1905 en Philadelphia, Pennsylvania, EE.UU. En 1907, su hija Anna Marie Jarvis repartió 500 claveles blancos en la iglesia de su madre, la Iglesia de San Andrés, en Grafton, Virginia Occidental (uno para cada madre en la congregación). Al año siguiente, se celebró un homenaje a su madre en Grafton, Virginia Occidental el 10 de mayo, 1908, y luego emprendió una campaña para que el Día de la Madre sea celebrado en todo su país. El objetivo se logró cuando el presidente Woodrow Wilson lo declaró en 1914.

ALCALDE DE PUNO: DELIMITACIÓN TERRITORIAL ENTRE PUNO Y MOQUEGUA VA EN UN 40%


El alcalde de la municipalidad provincial de Puno, Luis Butrón Castillo, informó que la delimitación territorial entre Puno y Moquegua tiene un avance del 40%. “Primero se trabajará la delimitación política y después se reunirán para revisar y ver el avance de actualización de los planos censales que viene realizando el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI)”, dijo el burgomaestre puneño.  Mañana se desarrollará dicha reunión en el Gobiernos Regional de Puno a las 11 de la mañana con la participación de representantes del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), alcaldes distritales, alcaldes provinciales y el presidente regional.