Guillermo Vidalón del
Pino, autor de estas líneas
El
Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) informó que la
desnutrición crónica infantil (en menores de cinco años) registra menor
incidencia en las regiones Moquegua y Tacna, seguidas de Lima. En el otro extremo se encuentran
Apurímac, Huánuco, Cajamarca y Huancavelica, aunque cabe resaltar que, junto
con otras regiones, como Amazonas, Cusco, Madre de Dios y Ancash, han
registrado un importante descenso en sus niveles de desnutrición. En todos los
casos, la desnutrición infantil registra mayor incidencia en las zonas rurales
que en las áreas urbanas. Si
analizamos los estudios que sobre el particular se llevaron a cabo desde 1993,
encontraremos que existe una constante en las regiones cupríferas de Moquegua y
Tacna, las mismas que coincidentemente registran los más altos Índices de
Desarrollo Humano, junto a Lima, según el Programa de las Naciones Unidas para
el Desarrollo (PNUD). ¿Cuáles son las actividades económicas principales en
dichas regiones? En el caso de Lima, el peso principal recae en las actividades
industrial, comercial y de servicios que generan empleo productivo y, por lo
tanto, fuentes de generación de ingresos que permiten satisfacer necesidades de
la población en función a los niveles de productividad que alcancen. Asimismo,
en la región Lima se concentran los principales centros de formación
universitaria del país, por lo tanto, en general, su población cuenta con
competencias que le permiten desenvolverse en diversas actividades. En el caso de Tacna y Moquegua, la
principal fuente generadora de ingresos para ambas regiones proviene de la
actividad extractiva, sus grandes depósitos de mineral de cobre (Toquepala y
Cuajone, respectivamente) les han permitido contar con ingresos
significativos por más de 52 años en el primer caso y 37 años en el segundo. Contrariamente contra lo que formulan
los críticos a la actividad minera, ésta sí genera Bienestar y
Desarrollo. Moquegua y Tacna cuentan con los mayores índices de
Escolaridad, Logro Educativo, Esperanza de Vida y Mayor Ingreso Per Cápita,
respecto de otras regiones, lo que corrobora nuestra reiterada afirmación de
que la minería sí mejora la calidad de vida de las personas, por lo que el
impacto ambiental y social puede ser calificado de positivo.
Otra vez, no es
casualidad que Moquegua ostente los mayores niveles de rendimiento educativo en
las pruebas de evaluación censal que realiza el Ministerio de Educación.
La convergencia entre el interés privado y el interés público, que finalmente
se entrelazan en la dinámica de la sociedad, ha puesto a esta cálida región en
un lugar expectante para su proyección futura, pues alberga yacimientos de gran
magnitud que esperan ser explotados o ampliadas sus actuales operaciones. Así
también, sus actuales autoridades han manifestado su disposición para
albergar a la industria petroquímica. Ojalá la racionalidad siga primando
y no naufrague en el fango de la politización improductiva. Por otro lado, cabe
analizar por qué se ha avanzado en la lucha contra la desnutrición infantil en
las regiones Amazonas, Cusco, Apurímac, Huánuco, Madre de Dios, Ancash y
Cajamarca. En primer lugar, por la acción del Estado a través de sus
programas de asistencia directa, los mismos que son financiados gracias a la
expansión de la actividad económica. En segundo lugar, por los resultados
auspiciosos en la ejecución del Programa Minero de Solidaridad con el Pueblo,
el mismo que fue conducido –en gran medida- directamente por las empresas
mineras. Coincidentemente, en dichas regiones (Cusco, Ancash y Cajamarca)
la disminución de la desnutrición infantil fue una prioridad para dichas
organizaciones. Al margen de los debates y cuestionamientos que siempre habrán
sobre tal o cual actividad económica, lo cierto es que si comparamos los
ingresos económicos generados por el turismo receptivo el año pasado (que
alcanzaron los US$3,300 millones -un destacado aumento de 11% respecto del año
2011-, según señaló la viceministra de Turismo, Claudia Cornejo), respecto de
los US$26 mil millones generados por la minería, como consecuencia de sus
exportaciones, veremos que su impacto positivo es mucho mayor, sin que esto
signifique soslayar la importancia del turismo. En el Cusco, la ciudad emblemática
para atraer al turista nacional y extranjero - que ha superado el millón de
visitantes anuales y que se expande de manera sostenida-, el
positivo impacto económico del turismo no es comparable con lo que le
proporciona a dicha región, y al país, el gas de Camisea o la mina Tintaya o la
operación Antapaccay. Estamos seguros de que, en la medida en que la
actividad extractiva se consolide en más regiones, estaremos celebrando una
caída cada vez mayor y más significativa de la desnutrición crónica infantil. Al
margen de las suspicacias y el debate político que suele encender pasiones al
referirse a la actividad extractiva, lo cierto es que todos debemos hacer el
mayor esfuerzo posible para lograr que los frutos del crecimiento económico
sean empleados en la eliminación de la desnutrición infantil, porque ésta
compromete la asimilación de los aprendizajes en la escuela y disminuye la
capacidad productiva del futuro ciudadano. Si queremos una sociedad próspera y
sostenible, aprovechemos nuestras potencialidades naturales y empleemos con
sapiencia la oportunidad que ellas representan.
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