domingo, 8 de mayo de 2011

A LA MADRE MOQUEGUANA

EL TESORO MAS PRECIADO

No hay más dulce compañía
Que el de la madre adorada
Es eterna melodía
¡ANUNCIANDO LA ALBORADA!

Ante el dolor se agiganta
Su alegría es cautivante
Por su gracia fascinante
Al espíritu levanta.
Con aureola de una santa
Da reflejo de valía
Su efusiva algarabía
Es remedio a la violencia,
En la terrena existencia
NO HAY MAS DULCE COIMPAÑIA

II
Una lágrima en su faz
No refleja la tristeza
Significa la grandeza
De ser fuente de la paz.
Es a veces muy audaz
Pero en otras ambrosía
Es lucero noche y día
Que algún drama no lo abate,
Por su afecto que bien late
¡ES ETERNA MELODIA!

IV
Con encanto natural
Brinda los consejos sabios
Brotan cantos de sus labios
Por su magia celestial.
Hay la brisa matinal
En su voz idolatrada
Da su aliento en madrugada
Inclusive cuando gime,
No hay consuelo más sublime
QUE EL DE LA MADRE ADORADA

A la injusticia derrota
Con la imagen de su arrullo
Por eufórico murmullo
Es del alma dulce nota.
De su ser la dicha brota
E ilumina la jornada
Es una estrella dorada
Del firmamento insondable,
Es un astro inapagable
¡ANUNCIANDO LA ALBORADA!

V
El que la tiene a su lado
A veces no lo valora
Y recién está que llora
Cuando al cielo se ha marchado.
No hay tesoro más preciado
Que el cariño maternal
Es un regazo vital
Para la vivencia humana,
Da su amor fe soberana
¡DE SU FUENTE ANGELICAL!



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