Mientras el escenario entre
Chile y Bolivia se pone al rojo vivo luego de que este último solicitara la
renegociación de su salida soberana al mar, recientes adendas suscritas entre
el canciller peruano Rafael Roncagliolo y su homólogo boliviano David
Choquehuanca durante la III Cumbre ASPA en Lima, no solo han sido calificadas
de “oportunistas” sino que han reavivado una serie de cuestionamientos. En conversación, el embajador Eduardo Ponce mostró su preocupación y dijo que “la
viabilidad de brindar un espacio para implementar una academia naval de Bolivia
bajo el dominio de las Fuerzas Armadas no tiene ningún ingrediente de carácter
comercial”. Apuntó que el Perú ha
otorgado a Bolivia, a lo largo del tiempo, múltiples facilidades, y las últimas
y más importantes son las que se concedieron en 1992 con Boliviamar donde
–señaló– sí había ese elemento de reciprocidad para el Perú con Puerto Suárez (proyecto
de cooperación tripartito entre Bolivia, Perú y Brasil). Pero en esta segunda oportunidad, siendo mayores las
concesiones peruanas, “la reciprocidad no es siquiera simbólica, sino
inexistente”. Entonces de ¿qué complementariedad comercial y nuevas posibilidades
de inversión estamos hablando?, preguntó el diplomático.
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